Fui un día hacia la playa donde había quedado con mis amigos. En la mitad del camino, en la calle Esperanza, me apuntó un hombre con una pistola y me raptó. No tenía nada que hacer, me apuntaba una pistola, y me gritaba que entrara en el coche. Me metí en su coche y cerré lo más fuerte posible mis ojos, cuando desperté me encontraba en lugar extraño, parecía las afueras de la playa, cunado iba caminando me encontré arena y salí a correr hacía donde podría haber gente, solo encontré a aquel hombre que me amenazaba y gritaba constantemente pero nunca me tocaba, en ese sentido era bastante respetuoso, era como si quisiera que fuese como una hija y vivir con él, fue bueno conmigo. Me caía bien.
Ese mismo día volvimos a la playa, pude ver a mi familia, angustiada en la puerta de mi casa, mi madre repetía una y otra vez hay que tener esperanza, la gente por la calle gritando mi nombre, buscándome, todo desde la ventanilla del coche de aquel señor que me cuidó.
No sabía que hacer, no quería hacer daño a aquel hombre, parecía que me conociera desde mi nacimiento, aquello era a veces aterrador, por otra parte quería estar donde debía estar, en mi casa con mi familia y amigos, los echaba de menos, llevaba una semana sin verlos, necesitaba que me castigasen, agobiarme, pelearme con María, llevaba una semana sin hablar con ella, necesitaba decir como me sentía, todo, necesitaba lo que mi madre decía, hay que tener esperanza, se que toda la gente que en este momento me esta buscando tienen la esperanza de volverme haber un día.
Cuando llegamos a casa de ese hombre, encendió la televisión y me dijo la esperanza es lo último que se pierde, palabras del hombre menos indicado para decirme aquello, lo más beneficioso para él era que la gente se olvidase de mí. Siguió la frase al rato y dijo, mira la tele, mira a tu familia, todo el mundo buscándote y tu aquí, nunca te haría daño, eres la única que me ha respetado en esta vida. Miré la tele, vi como la gente se manifestaba por mi búsqueda, gente que yo a veces no trataba bien daban su vida por buscarme, esos eran mis verdaderos amigos, los que seguían con la esperanza de que no me pasaría nada, de que vuelva a reír, a llorar, a ser libre, con ellos, esos eran mis amigos. Me puse a llorar al ver a mis padres, todavía recuerdo esas palabras que dijeron,"Es una buena chica, era feliz, tenía amigos, siempre tenía esperanza a que salieran bien las cosas cuando de verdad eran graves, era cabezota y se enfadaba muy a menudo, pero quién no tiene defectos, yo pienso como ella pensaría en estos momentos, en la esperanza.
La noche en la que cumplía un mes sin libertad, esperé a que el hombre que me cuidaba se durmiese, a las 4 de la madrugada abrí la puerta, y llorando le pedí perdón por el daño que le iba a causar, di un portazo y salí corriendo hacía mi casa, me paré en la calle Esperanza un rato y pensé en todo lo ocurrido y volví a correr hacia mi casa y por fin llegué, me abrió la puerta mi madre,no podía parar de sonreír ni ella ni yo, ese fue el día más feliz de mi vida el día de mi libertad. Entre chillidos mi familia bajo ese día no dormimos, éramos demasiados felices para dormir. Tenía que contarle todo lo que me había pasado, los días de tristeza, los alegres, los de esperanza, los que les echaba más de menos, los que me pasaba en la cama llorando, los que me llevaba pegada al televisor para escucharles y el último el que decidí escapar y pedí perdón por el daño que he hecho, lo siento.Ellos intentaron convencerme de que yo no tenía la culpa de nada, que no he hecho daño a nadie, que a partir de ahora seremos más felices porque nos daremos cuenta de lo que es vivir sin ti.
Al día siguiente salimos en las noticias, dando gracias a todo el mudo por buscarme, por tener siempre esperanza, por los días que hemos pasado sufriendo y pido perdón por ello. Nunca pensé que tantas personas me apoyarían y buscaran acabé mi agradecimiento con una sencilla palabra esperanza.
Los policías detuvieron al hombre que me cuidaba en contra de mi voluntad, estaba segura de que aquel hombre tenía algo que ver con mi familia y yo lo iba a averiguar.
Al día siguiente de detener a aquel hombre me reuní con toda mi familia y pregunté la duda que tenía, tenía la esperanza de que ese hombre fuera familiar mío y nunca tenía la intención de raptarme. Mi familia lo negó todo y me mandó a mi cuarto, sabía que me ocultaban algo y decidí ir a visitar al hombre con ayuda de María. Fuimos a la cárcel y pedimos hablar con él ,María no quiso entrar conmigo, aun así yo entré. Al verle le di un abrazo y le pedí perdón, sentía la necesidad de hacerlo. Le comente mi pregunta y me dijo que mis dudas eran ciertas, que el era mi verdadero abuelo, mi abuelo biológico pero que no hizo lo correcto al raptarte de esa manera, así que el pedía perdón a todas las personas que tuvieron la esperanza de encontrarte. Yo me fui muy contenta al saber, que siempre estuve a salvo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Andrea me ha encatado tu historia por que mezcla algunos sentimientos sigue escribiendo que lo haces genial adios.
Esta historia, como todas las demás, me ha gustado mucho. Y además, ha terminado bien.
Besos
Me ha gustado mucho, porque sin esperanza ni la familia de la historia ni ninguna persona puede vivir con alegría.
Andrea me encanta,eres mi idolo,espero que sigas escribiendo como lo haces.besitos
Me ha gustado como has mezclado los sentimientos
Publicar un comentario